Yo conozco a una persona que no tiene nombre. Yo conozco a una persona que se llama Sin Nombre. Me enamoré de ella, pero ¿De qué me sirve, si no sé ni su nombre? Cuando miro sus ojos, sus ojos sinceros me responden sin nombre. Yo la amo y la nombro Sin Nombre desde el silencio, con el corazón.